ENRIQUE TIMOTEO LUZA CACERES

Nació en Pica el 21 de Mayo de 1918 en el seno de una familia muy sencilla y cristiana.

Hijo de Don Liborio Luza Miranda y de Doña Luisa Cáceres García. Recibió por partes de sus padres un numeroso parentesco que lo hizo crecer integrado en la comunidad piqueña en la cual recibió su primera educación.

Tal como ocurría en la época, recibió las primeras letras en el interior de su familia y más tarde en la única escuela particular de Pica.



Tuvo el privilegio, junto a otros niños y jóvenes de la generación de ser formado en el humanismo cristiano y en conocimiento científico de su tiempo por el cura párroco, Presbiteri Luis Frederich Salmay, sacerdote Alemán que durante cuarenta años ejerció su ministerio sacerdotal en el pueblo. Bajo la conducción del señor cura aprendió latín, nociones de física, química y astronomía. Llego a dominar el idioma inglés tanto en escritura como en conversación. Al mismo tiempo desarrollaba su talento natural para la música en el culto litúrgico de la rica vida religiosa del lugar. Se intereso particularmente por las letras así conducido por el “Tata Frederich” profundizo en los clásicos, ya que juntos leyeron a los poetas y filósofos, conoció los fundamentos de la cultura occidental, llagado a alcanzar una sólida formación intelectual, particularmente en el campo de la literatura. Así, pues el arte, tanto en el uso artístico de la lengua, como en la expresión musical empezaron a llenar su vida. A los 18 años fue llamado al servicio militar el cual cumplió con éxito en el regimiento de infantería carampangue y de donde salió licenciado como sargento primero, lo que superaba las expectativas corrientes de su tiempo.

Fue administrador del teatro, participando en el servicio de bienestar de empleados y en diversas funciones diseminadas por los campamentos y pequeñas oficinas del cantón. Durante la permanencia en la pampa salitreras, participo activamente en las organizaciones sociales siendo miembro de club de Leones, y luego fundador y secretario distral de club rotario, servicio que le valió en dos oportunidades ser nominado como el mejor secretario del distrito del Rotry Club de Chile, distrito 472 que abarca desde el Club de Arica al Club de Playa Ancha de Valparaíso En este periodo se destacó en el cultivo de las letras, siendo colaborador permanente de la revista “En Viaje”, que editaba la empresa de ferrocarriles del estado. Esta revista cultivaba los talentos nuevos y publicaba la poesía de Enrique Luza Cáceres que escribía en este tiempo con el seudónimo de Enrique Azahares, aludiendo indudablemente a la perfumada flor del naranjo y limonero símbolos elocuentes de su ciudad natal.

Fue el último funcionario de Humberstone, ya que le toco inventariar y cerrar la oficina desde donde partió respondiendo un llamado de la sociedad química y minera de Chile, a la oficina salitrera Victoria; aquí ocupo el cargo de jefe de estadística primero y después director administrativo del hospital, cargo en el cual jubilo. En este periodo compuso abundante música que el coro obrero del salitre de victoria llevo a todo Chile, Enrique Luza viajó.

Integrado a la parroquia de la Oficina Victoria, siendo director del coro parroquial, junto a unos médicos, sacerdotes, otros profesionales y algunos empleados viajo al cursillo de cristiandad junto al Doctor Roberto Matattall, con quien recrearon la experiencia en el pirque (pozo) luz de victoria asesorado por los padres Oblatos; este fue el primer cursillo de cristiandad en Chile, entrando así en la historia de los cursillos de cristiandad junto a sus compañeros como fundador.

Pasó un largo y feliz período de su vida en Pica, jubilado y dedicado al contacto con la tierran y a la fiesta patronal de San Andrés, ya que su única preocupación en sus últimos días, era podr alcanzar a celebrar la Semana Santa de su pueblo natal.

Murió y se despidió de la vida, escribiendo unos días antes de morir, un hermoso vals dedicado al pueblo de Mamiña, en donde resume su amor por la tierra simbolizada toda en ella en esas termas precordilleranas de su conocida formamundial. Resume en el vals, también, su sabiduría y su gran madurez de los hombres buenos frente a la muerte.

Una de sus grandes obras esel Himno de San Andrés de Pica, el cual se canta cada vez en la Fiesta del patrono de Pica en 30 de Noviembre.


Fuente: Neftalí Vargas Rojas
Ex alumno de la Escuela Vertiente del Saber.
Pica.